sábado, 30 de julio de 2011

El pez

Yo no quería que muriera, simplemente sucedió. No podía, no puedo controlarme. No necesito atención. Por favor, mi mente exhausta reclama al líder.
Un bosque, un pantano, un techo, todo lo que necesitaba para que la inspiración quedará registrada. Sólo faltaba el desahogo del fin del mundo (o del principio) pero nunca nadie me lo quiso dar.
No puedo comprarlo, no puedo pagarlo. Ese sonido no era para vos.
Las apariencias no engañan, confirman. Me duele mi puño y no quiero pintar la pared. Me arrastro.
Disfruto. Qué placer puede darte la soledad.
Subjetiva soledad.
El escritor me observa, se ríe, pero yo sé que siente lástima y a la vez admiración. Quiere ser como yo, quiere entenderme, quiere escribir sobre mi. Debo permitirlo? Me río a carcajadas y su expresión facial se transforma aunque quiera disimularlo. Ahora se siente atraído, se deja llevar y quiere consumirme, siente pasión, está fuera de sí. Quiere estrujarme, quiere tenerme y quiere asegurarse de que siempre le perteneceré.
No quiero escapar, su aprecio me hace desearlo, el terror se esconde pero quiere ser encontrado.
Lo embriagó mi enfermedad, quería mimetizarse conmigo. Lo hubiera dejado, pero no es parte de mi ser.
Redactando los sucesos se cayó y se murió de placer. Cualquier criatura racional lo hubiese odiado. Yo no.

viernes, 1 de julio de 2011

La galaxia surreal

Una nueva tribu se acerca a mi desolado aspecto, mi pobreza de esperanza y mi riqueza de estrategias se traslucían a través de mi piel seca, destrozada por los rayos de la estrella y el llanto del algodón.
Su lenguaje era distinto, se expresaban con su cuerpo. Un idioma desconocido por mi intelecto hasta ese entonces. Tan extraño, tan interesante!
Era mágico, podía comprender cada detalle de su vocabulario sin siquiera usar mis sentidos.

Me enseñaron sus costumbres, me enseñaron sus formas de vida y de organización. Me enamoré de ellos.

Atrás quedaron esos recuerdos de criaturas hipócritas, egoístas.
Nunca comprendía mis constantes migrañas antes de irme a dormir, (o de al menos intentarlo), no comprendía mi humor aberrante, mi psiquis confusa (alabada sea mi locura!)...
Todo tomó un giro inesperado cuando me inserté en la tribu. El paraíso existía y yo me consideraba el ser con más suerte de la galaxia, sentía que el mismísimo creador me había seleccionado para experimentar eso de lo que tanto hablan, eso de
conocer el sentido de la vida, de sentir en la realidad lo que solo existía en sueños para muchos.De hacer que eso perdure...
Intento mantenerme en esta posición pacífica, mis amigos terrestres me tratan como a uno de sus iguales!
La situación de vida global, dónde existen los seres más pacíficos y bondadosos por un lado, y por otro, los hipócritas, arrogantes y soberbios...es irónica! El punto medio de encontrar parece tan simple, pero es tan imposible...

La música de mis amigos es muy armónica, quisiera sumergirme en sus voces e instrumentos y no volver jamás...

Por favor Gran Creador! No me dejes caer en la telaraña de la manipulación!